Es verdad que Viena se puede conocer en tan solo unos días, de hecho mucha gente hace la ruta Praga-Viena-Budapest, pero no fue mi caso; fui en Septiembre tres días a disfrutar de esta encantadora ciudad en la que lo antiguo y lo actual se funden en una bonita coexistencia.
Desde el aeropuerto resulta fácil llegar al centro de la ciudad, ya que cuenta con un tren llamado CAT (City Airport Train) que realiza este recorrido directo y tarda unos quince minutos. Hay muchas máquinas para comprar el billete de manera sencilla por todas partes: donde se recogen las maletas, según te acercas a la estación, en los andenes… (cuesta 11 euros).
Esta ciudad cuenta con tres palacios: Schönbrunn, Hofburg y Belvedere. El más importante y grande es sin duda el Palacio Schönbrunn (el de Sissi la emperatriz) y el que más historia encierra entre sus muros. Pero a mí, personalmente, el Palacio Belvedere, que aunque en la actualidad en su interior ya no quede nada de lo que fue y haya sido transformado en museo, me transmitió según me acercaba una templanza y equilibrio que no consiguieron los otros, convirtiéndose así en mi favorito.
Si también eres de los que aún se ilusionan con las ferias, no puedes dejar sin visitar «Prater», el parque de atracciones más antiguo del mundo! Su noria de 60 metros es uno de los símbolos de Viena, y como conservan en buen estado algunas de sus centenarias atracciones lograrás sentirte como un verdadero burgués del siglo XX.
Hay zonas a orillas del Danubio con terrazas y música para contemplar este río y tener otra visión de la ciudad, pero quizá la más destacable sea la de «Sand in the City» convertido en un oasis urbano donde tomar cócteles.
Mozart vivió entre 1784 y 1787 en un apartamento de la calle Dompasse que podéis visitar y donde descubriréis muchas cosas sobre este compositor y pianista austriaco.
Ringstrasse es la avenida más importante de la ciudad; Standtpark es un bonito parque abierto al público desde 1862; Hundertwassehaus es un bloque residencial construido por un austriaco pero que a muchos nos recuerda a Gaudí; en la Torre del Danubio (Donauturm), que mide 252 metros de altura, se puede disfrutar de unas maravillosas vistas de la ciudad; Nachmarkt es un mercado con todo tipo de alimentos que lleva teniendo lugar desde el s. XVI; fabulosa la catedral Stephensoon; y sin olvidarnos de Klim y su beso pero… si hay algo que no podéis dejar escapar es la posibilidad de ir a ver un concierto de música clásica!
Ammmm… y tampoco podéis perderos el probar la tarta «Sacher» (pronunciado «sager»), la venden por todas partes pero yo quise probarla en su lugar de origen: el Hotel Sacher, y aunque cuentan con una mala organización a la hora de atender a los clientes…se te olvida al primer bocado…..ummmmmmm…..
Mmmm… coincidimos con posts vieneses 😉 La tarda «sacher» de la confitería Demel es más antigua y a mi me gusta más que la del Hotel Sacher… es un pequeño insider tip de mi amiga vienesa, que se niega a volver a llevarme allí porque dice que Demel es mucho mejor… Tengo ganas de leer tus próximos posts sobre el tema!
Pues ya te contaré, porque lo primero que haré si vuelvo a Viena será dirigirme directamente a Demel!! Si la tarta del Hotel Sacher me volvió loca, por lo que cuentas no me quiero ni imaginar allí!!
Bonita ciudad, y que encanto tiene el Prater… allí me transformé en niño durante unas horas!! 😀
Yo no conozco Viena, pero si voy no te preocupes Dani que me dejaré transportar al pasado convirtiéndome también en niña, y conociendo a Estela seguro que no le costo nada, es como una niña….Pero siempre!!!
Que bien nos iran vuestros post de Viena y los de mad about travel! Estamos planificando escapada a Viena en diciembre. Veo que los 4 días que estábamos pensando seran suficiente para verlo un poco todo, no? Alguna sugerencia de alojamiento, barrio, etc? Gracias!
Sí, cuatro días serán suficientes 🙂
En cuanto a lo del alojamiento…no os puedo ayudar mucho…a este viaje fui como super-invitada (por lo que no me informé de precios, barrios, etc) y me alojé en el «Hotel Sofitel Vienna Stephansdom», es muy bonito, y tiene unas vistas espectaculares y más desde el restaurante que está en la última planta (era fantástico desayunar así!!), pero es demasiado caro, si hubiese ido por mi cuenta no me habría alojado allí,…bueno, aún así yo te recomendaría zona céntrica, porque a bastantes sitios se puede ir andando, sin necesidad de tomar ningún transporte y puedes ir disfrutando más del camino.