Archivo de la categoría: MARRUECOS

Escapada a Fez (Puente de Mayo)

Imagen

Estoy en el aeropuerto de Barajas, sola y algo inquieta. He ido a Fez muchas veces ya, pero esa ilusión de viajar, desconectar, abrir los ojos y verte sumergida en una cultura tan distinta pero a la vez tan cercana, me estremece.

Faltan quince minutos para que abran la puerta de embarque, mientras, espero sentada observando a la gente de mi alrededor; algunos llevan grandes maletas (que deberían haber facturado..), otros miran a cada instante la puerta con los ojos brillantes, hay niños correteando por la terminal, gente sacando bebidas de las máquinas…A todos nos une una cosa: este viaje a Marruecos, aunque cada uno de nosotros vaya por un motivo diferente. Mi historia es muy larga de contar, quizá algún día me atreva a compartirla con todos vosotros, de momento diré que me siento bastante unida a esos tés, a esos llamamientos al rezo varias veces al día desde las mezquitas, a ese aroma a dulces e incienso de las calles, a ese idioma diferente…

Es la hora de subir al avión; la fila es bastante inestable y puedo ver cómo algunos árabes espabilados intentan adelantar posiciones..
Una vez dentro de este Boeing 737-800 elijo un asiento de ventanilla, lo más al fondo posible de la cabina, desde aquí puedo ver todo sin ser vista, aunque realmente pienso que acabaré durmiendo un poco. Las azafatas de Ryanair comienzan a repartir sus revistas mientras los últimos pasajeros toman su asiento.
-«Señores pasajeros abrochen sus cinturones, en breves momentos procederemos a despegar»
Me encanta este momento, ver cómo se va quedando pequeñito Madrid mientras nos perdemos entre las nubes.

Dentro de una hora y media me encontraré en Fés Sais, centro cultural y espiritual de Marruecos.

Dos y media (hora local), llegamos con veinte minutos de adelanto. Ahora toca el control de pasaportes, pero ya sé cuál es la fila del policía que los sella más rápido; me dirijo allí sin dudar pensando en el couscús que me espera, el mejor couscús de todo Marruecos.

Estoy subida en el avión de vuelta a Madrid. Me entristece tener que regresar. Estos cuatro días fueron tan especiales que no encuentro las palabras exactas para expresar los momentos que viví. Voy a optar por enumerarlos:
Comí couscús, bastela de pollo, sus distintos tipos de crepes, bebí sus tés y «Hawai», paseé en moto por sus calles tanto de día como de noche que es realmente precioso, sobretodo cuando coincide con la estancia del rey Mohamed VI, ya que encienden millones de lucecitas por las calles (estilo navidad) para honrar su presencia, me regalaron un kaftan, que es un vestido de fiesta típico marroquí, canté, reí, jugué, bailé la danza del vientre con unas niñas, hice nuevos amigos y saludé a los antiguos, derroché amor por mis poros y lo derrocharon conmigo, escuché cantos de allí, recorrí la Medina callejeando por sus millones de rincones, compré pendientes, hice fotos, regalé juguetes, dormí genial en una casa enorme tipo riad desde la que a veces escuchaba caer la lluvia en el tejado y otras veces el piar de los pájaros, me sentí feliz, volví a admirar la puerta azul y verde (Bab Boujloude) que es una de las entradas a la zona antigua, y aprendí a contar hasta diez en árabe.

Fés Sais: en poco tiempo te has ganado un gran hueco en mi corazón y me escaparé siempre que me sea posible a visitarte, inchaallah.

Anuncio publicitario